Habemus uña

Ni fumata blanca, ni fumata negra: los vapores del quitaesmalte han hecho todo el trabajo. Esta mañana, gracias a mi innata habilidad para lo inútil (parafraseando a mi madre: "Hija, qué bien se te dan las chorradas"), he compaginado la elaboración de un somnífero trabajo que será puntuado cuantitativamente (que no cualitativamente) con la plasmación sobre materia inflamable del incomparable Murray, la demoníaca calavera, flotando sobre su tabla con el look del tercer Monkey Island. Está un poco rara, pero… Espera, ¿por qué me disculpo? La foto, al pie… Mwahahahahahaha…!!! (FOTO 1)

Bueno, bueno, bueno, culebras; hace bastante que no adoctrino a mi horda de freaks (y también que no les insulto, ¿me estaré ablandando cual galleta maría?). En este tiempo los días han sido básicamente una sucesión de dejà-vu’s en la biblioteca; el único destacable, y mucho, fue el pasado viernes (Nochevieja), en el que la prometida canción-tributo a la Patata del Amor fue concebida e interpretada por los incomparables Kiko (voz) y Migle (voz y guitarra) en un lugar apartado de la nocturna Plaza de España. Fue sencillamente genial, por lo que me apena que aquellos que hayáis abrazado mi Fe y no estuvierais presentes os hayáis perdido esta oportunidad de honrar la memoria de tan místico tubérculo. Y digo memoria porque, amigos míos, la Patata del Amor halló su cruel fin a manos de mi progenitora (yo no participé, lo juro por Poe), ascendiendo así a los cielos como mártir del Mayismo. Pero servidora piensa en todo, por lo que adjunta a estas líneas una estampa que os servirá de figura votiva. Implorad su perdón. (FOTO 2)

La película que tuvo el honor de pasear sus fotogramas ante nuestros ojos fue la coreana Hierro 3 , de Kim Ki-Duk. Curiosa como pocas, y parca en palabras, esta cinta logró cautivarme, gracias especialmente a su original protagonista (El Chino, con mayúsculas, el cual creo que también caló en María) y sus dotes de escapista. Y hubo felicitaciones de Año Nuevo en la sala, ¡¡bieeen!! (chupáos esa, culturetas silenciosos desencripta-ideogramas). Es digno de resaltar el omnipresente simbolismo del macramé coreano. Por otra parte, el amigo Kiko tuvo un nuevo momento anti-clímax cinematográfico al relacionar sobornos con bocatas de jamón…

Turbador: la gran Maya Plisetskaya, a la que debo mi nombre, entrevistada frente al Bogavante en el Canal Más. Se le agradece el silencio.

Me despido de vosotros hasta el próximo e ilustrativo post, no sin antes decir que de saber lo que somos, podríamos hacer lo mismo que sir Arthur Jermyn; y Arthur Jermyn se empapó en gasolina y prendió fuego a sus ropas una noche.