Poca ropa sí

Comenzado ha el nuevo curso… Cuyo primer cuatrimestre se me presenta como una sucesión de lunes, martes y miércoles de insoportable sopor en espera de los liberadores jueves y viernes; las dos asignaturas rezumantes de dulces jugos académicos que los conforman me hacen preguntarme en este preciso momento por qué **** estoy hablando de mis clases cuando el viernes pasado conocí en persona al Loco de las Coles.

 

¡Así es! Tras hacernos unas glamourosas fotos para formar parte de la guarnición (en el caso de algunos, militar; en el de otras, sumamente cárnica) de la nueva creación de Milos Forman, la troupe se dirigió a El Rincón del Arte Nuevo para deleitarse con la actuación del único hombre parido por una mula… Bueno, aunque estaba en su papel de Ignatius, que es lo mismo pero sin sombrerito de fiesta. Pese a las constantes intervenciones braseras del Hombre Chapa, el espectáculo nos hizo reir a carcajadas, especialmente con los flirteos de nuestro hombre de bisagra en la nuca (coqueteos banales, pues todos sabemos que su corazón fue atrapado entre las fauces [nunca mejor dicho, dado el contexto] de la chanante Leyre).

Tras los aplausos al Loco de las Coles (quien, por cierto, se llevó mi e-mail; ¿visitará este humilde espacio?) subió al escenario uno de los ex-miembros de Académica Palanca (desconozco su nombre… Total, ya lo dirá algún listo en el pseudo-foro que se montará por aquí). Acompañándose a la guitarra, y con un sentido del humor muy migleliano (aquí huele a dúo, señoreees…), nos hizo reir hasta altas horas de la noche, y gracias a la rotura inesperada de una cuerda, parte de su repertorio fue interpretado con el Proyecto Guitarra entre las manos (¿cómo lo hará esta guitarra para estar en todos los fregaos?). Como no podéis ver cómo me sonrojo, sonrojaré las letras.

 

El sábado era día de fetos cuatromesinos. Como por eso ya se había brindado, y era de noche, se celebró otra cosa: el cumpleaños de Carmen, vecina y mito erótico preadolescente de Davinci. Como nuestra Loca de las Coles no pudo acudir, bauticé en su honor a una bebida de mi invención. Mézclese en un mini lo siguiente:

– Tres dedos de whisky

– Vodka

– Ron a punta pala

– Un buen chorro de vino tinto

– Coca-Cola

– Un chorrito de Fanta de naranja

– Una cosa que no sé qué era

 

Añádale hielo y sírvase a un David, preferiblemente borracho. Parece ser que no provoca resaca (creédle a él, que se lo bebió entero). Probadlo en casa, y ya me contaréis…